FIEBRE

El guerrero interior debe sentir tristeza y ternura;
de ellas extrae su valentía.
Sin esta tristeza que proviene del fondo del corazón,
La valentía es tan frágil como una taza de porcelana.
Chogyam Trungpa

Escribo con fiebre. El día está oscuro, hace viento. Camino entre dos mundos, bajo tierra y sobre cielo. Hago equilibrio. El alambre es tan fino que casi se corta. Sangro océanos por las piernas. Me ves pero no estoy, sólo tengo el esqueleto. Me hago invisible para descansar de las palabras. No quiero más que aparecer de vez en cuando, para reunirme. Con esta amada madre azul y verde. Click aquí y sigue leyendo

ENTRE LAS PIERNAS

Mi niño morenito, yo me basto y me hago fuego. Como todas las mujeres que habitan la tierra linda, los círculos polares, los desiertos más inhóspitos, las cetrinas llanuras y los manglares del trópico. Todas cortamos ramitas a machete, encorvamos la espalda, molemos la espiga y parimos criaturas. No te lleves a engaño, aún con estos pantalones, aún con este ruido de carreteras secundarias, no hay una sola mujer que no se acueste desnuda o que no mire la luna o que no se pierda sola por el bosque al menos una vez en su vida. Es el corazón que nos palpita en el pecho, el laberinto en el vientre y la voz de las abuelas lo que ningún hombre ha conseguido arrebatarnos. En cientos, miles de años de historia. Fíjate tú. Hoy me pillas borracha, ya sabes, borracha de amor por mí misma, por esta fantasía de ser mujer, de tener apellidos. Prometo ser sincera. Click aquí y sigue leyendo

DEVAS DE LOS BOSQUES

Invierno, viento helado en las mejillas, apetece un té caliente junto a la chimenea. Te pido que te acerques, desde México o Bilbao, no importa, hace frío y hay espacio para todas. Vente junto al fuego, mujer, seas quien seas. Hoy vengo a contarte una historia de las de verdad, de las que ocurrieron hace no tanto tiempo, de las que todavía hoy nos interpelan y nos mueven en la dirección correcta. Se trata de un cuento dulce y real, de los inicios de la comunidad espiritual de Findhorn, en nueva Escocia. Así que acomódate, mira, aquí está la manta, puedes ponértela sobre las rodillas. Click aquí y sigue leyendo

VERDADES DIFÍCILES

A tu naturaleza iluminada, mujer. A aquella que te conecta con las aves y las demás criaturas del cielo. A aquella que nació en el huequito del corazón, por debajo de los sonidos, para que pudieras escucharla en el silencio de los bosques. Hablo a tu parte invisible, sagrada, luz y aire, sol del mediodía. Ya basta de luchar, cariño, suelta de una vez por todas el nudo en el pecho, el pellizco en el alma, la carga en los hombros. No tiene sentido vivir así. Ya sé que te duele, y está bien, ¿me oyes?, está bien porque la vida duele y da para llorar muchas veces, para mirar hacia arriba y preguntar los porqués. Deja que duela. Click aquí y sigue leyendo

HIERBABUENA

Desde que llegué a la ciudad, cultivo un jardín en la terraza. Se trata de un jardín pequeño, con flores y plantas curativas como la estevia, la ruda, la caléndula o el corazoncillo. Ellas son quienes me enseñan los ciclos de la Vida/Muerte/Vida, el poder del renacimiento, la bondad de los desastres, y la importancia de la calma. Con ellas he aprendido a recoger las hojas secas, a aprovechar la tierra fértil, a esperar las condiciones favorables para que la semilla pueda crecer. Me gusta su tempo, tienen cara de vieja que sonríe y mira cómo transcurre la vida, sabiendo que nada perdura y lo esencial ya está aquí. No sé si te habrá ocurrido, amiga, pero cada vez me alejo más de los gurús y me acerco más a las plantas, me parecen más sinceras, más puras, más ellas y punto, más lo que hay y punto. Click aquí y sigue leyendo