BANDERAS TIBETANAS

Con mi vida pequeñita, mi mandarina, mi falda de flores. Quizás no cruce el continente. Quizás no llegue a la cascada verde, al río terroso, al templo que hay en el culo del mundo. Puede que nunca pruebe el saltamontes crujiente, la cholupa jugosa, el rambután. No importa. Todo está dentro. Si quiero cierro los ojos y aparecen mil banderas tibetanas. Me hago un té caliente y observo. Los campos de arroz. Me siento en la habitación de siempre, el cojín redondo, la estantería y los libros. Ningún prodigio hasta que. Corro las cortinas y veo. La pureza celestial. Esta nube blanca se forma. Con el marfil de los dioses. Ahueco el pensamiento y tengo. Un silencio de jade.

Con mi vida pequeñita, mi trabajo silente y este pueblo de ciudad. No iré a Caño Cristales. No jugaré en la Bolsa, no pasaré a la historia ni dejaré apellidos. Inventaré cosas pequeñas. Significantes en tanto que. Tendrán un sentido. Insignificante es el odio, la vergüenza y la culpa. Flagelarse por lo que ya se hizo, ya se dijo y cerró. Recogeré unas flores, haré macedonia de mango, cambiaré las sábanas, cuidaré a los enfermos. Cuarenta, setenta, ochenta y siete años. Moriré sola. Sola. Como mueren los pétalos de las rosas. De noche. Sin ruido. No haré ruido porque no me gusta el ruido. Y prefiero mi silencio de jade.

Con el poquito amor que tengo. Con la poquita paciencia y la poquita compasión. Permaneceré a tu lado, aportando. Lo que tú andas me camina. Permaneceré a tu lado sin esfuerzo. No haré ningún esfuerzo porque el karma. Nos junta y nos separa a voluntad. Espero, mientras tanto, serte clara, franca, honesta. Evolucionar como persona, hacerme fuerte, estar ahí para el temblor, la caída, la falta. Con medio cuerpo, estar. Cuando vengan los estertores. Y exploten todas las ideas. Y nuestros seres queridos mueran. Solos. Porque todo el mundo muere solo. Como las rosas. Y esta vida misma se forma. Con el marfil de los dioses. Hoy, escúchame, voy a creer que la muerte. Es solo un portal.

Con mi mente diminuta, mi corazón de trapo, mi mileurismo y mi suerte. No viviré en un palacio ni obtendré reverenda posición. Por tanto, una suerte, un milagro, un capricho, que me hayas elegido. Duermes conmigo como si yo pudiera protegerte de la oscuridad, del fantasma del pasillo largo, del peligro y la sombra. Comes todo lo que te dan mis manos, como si mis manos pudieran espantarte los venenos, las serpientes, la náusea. Y es más. Sigues mis recorridos, buscas mi caricia, bebes mi agua. Loquita, confías sin vacile ni excepción. Y a mí tu confianza me abre. A un amor de piedras preciosas. Mi vida, mi pichi, mi bella, para ti los cielos estrellados.

Con esta vida pequeñita, con este día soleado, con estas manos, las legañas, los huevos cocidos, el cojín de meditación, el paisaje de siempre, mi aldea, mi familia, el destino, voy a hacer mil prodigios. El brillo eterno del sol, el verde siempre de hierba, la ternura, vosotros, los pájaros, todo junto y revuelto. Conjuro. Para que pueda yo, entre tantas, ocupar el lugar que me han dado. Y hacerlo con dignidad, con anchura, con alma suave y valiente. Que pueda yo- criatura, hormiga- en galaxias, profundizar mi entendimiento, dar más las gracias, estrujarme, ahuecarme. Morir. Como se mueren las rosas. Vivir, como si todo el tiempo supiera que soy. Silencio de jade. Tesoro. Marfil blanco de dioses.

Con cariño,

Nuria

4 comentarios en “BANDERAS TIBETANAS

  1. briosogisela dijo:

    Que privilegio leerte! Estoy asombrada con todo lo que escribís, me siento conectada, es como si supieras del sentir de otro y lo plasmas en palabras. Gracias!

  2. Carol Junguitu dijo:

    La mejor manera de empezar el día, contigo. Que tengas un día estupendo. Gracias por compartir tanta belleza. Un beso enorme Carol ________________________________

  3. Sol Villanueva dijo:

    Nunca te vi sin mascarilla. Pero la chica de la foto me parece guapísima y lo dice arriba. Lleno de emoción ese texto y abierto a quien lo quiera entender. Bien hecho 👏🏽👏🏽👏🏽👏🏽👏🏽👏🏽.

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